Todavía recuerdo cuando la conocí, trabajábamos juntas en aquel proyecto del gobierno, aunque era la chica aparentemente insignificante que muchos no voltearían a mirar a mi me llamó poderosamente la atención, quizá por su estructura ósea larga y de huesos delgados que la hacen lucir tan esbelta y con mucha clase. Aquel día estábamos trabajando juntas en una reunión y yo no podía dejar de mirarla, lucía tan bella! Y sus movimientos lentos estaban dotados de una sensualidad que me enajenaba, estaba su pelvis además (adoro la pelvis de las mujeres) que era embriagadora y su abdomen plano y exquisito, estaba cuidadosamente vestida para ser desvestida y me miraba mientras sonreía como quien quiere ser amable con uno. No resistí la tentación que ella repercutía en aquel momento para mí, era un viernes que no prometía mucha diversión al final de día, así que al terminar la reunión la invité a salir, sin temor a rechazo, sentía que tenía que invitarla, le dije que me gustaban también las mujeres y que quería ir a un bar de lesbianas con ella, y ella escuchó atentamente como si eso le pasara todos los días y dijo “acepto” así de la nada, y yo pegué brincos allí en aquel estacionamiento y grité como quien se acaba de ganar un trofeo.
A pesar de que aquella vez no pasó nada entre nosotras más que una coquetería exquisita y un delicioso juego con nuestra expresión corporal, algún roce de pieles que nos incendiaba, ese día se abrió una oportunidad para mí en su vida y para ella en la mía, de eso podemos dar fe ahora cuando ella viene al rescate de mi aridez hormonal y me dice ‘Preciosa” y me dice que soy la mujer mas sensual del planeta y no tengo más alternativa que creerle, sólo porque séque es verdad y porque tanta gente diciéndolo algo de cierto tiene que tener, y porque cuando me miro en el espejo quisiera poseerme a mi misma.
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