DOS AMANTES

Hay una magia entre los amantes que se rompe, uno no sabe cuando, sabe el porque (la ausencia de la bendita hormona fenil etil amina)pero a veces ese porque se disuelve y tampoco lo podemos definir. Cuando eso pasa uno tiene que rogarle a los orgasmos porque aparezcan, las sensaciones de las que antes gozamos no son las mismas, parece que las caricias y los besos son los mismos, pero por algún motivo no producen el mismo efecto, la rutina, la falta de creatividad masculina nos conducen al hastio y un día nos sentamos frente a la computadora a preguntarnos a donde se fue toda aquella pasion desbordante que nos hacia cruzar limites…
Todo eso me pasa en esta epoca con mis dos amantes de turno, pero por algún motivo la emocion desbordante le esta cediendo paso a la rutina a un hastio profundo que me hace huir de ellos, que me hace mirarlos con otros ojos, unos ojos que no me gustan.
Los hombres son muy predecibles, en el primer encuentro con ellos se lo que diran, las preguntas que haran, trataran de hacerse grandes descabezando a mi esposo y a mis amantes anteriores, se bloquean cuando descubren que no tengo queja alguna de mi esposo, entonces acuden a todo su narcisismo, se dicen los mejores amantes, prometen que no he visto antes nada en la cama igual a ellos, luego en la demostración practica se habrán de ver en apuros, usan el lenguaje para engancharme, se convierten en todo lo que quiero, pero una vez me alcanzan, descansan en la paz de su vanidad y se descuidan, se creen con un trono ganado y asegurado, hasta que llega otro mas listo que tiene un poco más de lenguaje en su diccionario personal y mientras yo juego a que les creo, me los invento desde su propia fantasía y la mía, construyo al amante sin precedentes, aunque ya se que al cabo de un par de meses, se convertira en un hombre de carne y hueso, frío, distante, que no sabe hablar muy bien, que ya no me galantea, que no me mira a los ojos, que se ahorra algunos pasos en el preludio sexual porque ya no esta muy dispuesto a invertir demasiado en un polvo, se asegura el camino más rápido a mi vulva, para después despedirse y exhibir su triunfo ante su ego, que cada día más exigente le pide que conquiste una nueva chica, que agrande la cifra de las incautas que como yo caemos sabiendo, aunque ellos piensen que caemos ignorando…