Thursday, January 28, 2010

POR PURO VICIO


Soy terriblemente afortunada con los hombres, se me dan como si fueran una cosecha inagotable, y no es porque sea la belleza, quiero decir ¡LA BELLEZA! y eso lo pude comprobar en la fiesta.
Tres mujeres exquisitas, que ya me quisiera yo ese trío en mi cama, siliconas en las tetas no es mi ideal, pero no debo omitir el detalle porque las mujeres que se ponen siliconas y se hacen liposucción de alguna manera estan esperando tener más éxito con los hombres que las que carecemos de todo eso. Jóvenes, simpáticas y con rostros bellos, parecían listas para un casting de un comercial donde lo único a exhibir es la belleza. Al otro lado tres apuestos chicos solos en la misma fiesta, y ellos como si las chicas no existieran, me animé a darles una ayudita a las chicas con los chicos que ya las tenian locas, y un empujoncito a ellos que pensé estaban timidos.
No valieron súplicas, terminé bailando con los tres, cortejada por los tres, les juro que no hice nada, ni un toque de coquetería, mis mejores intenciones eran para esas solitarias chicas, yo estaba con mi hombre, además ese día ni siquiera me había puesto maquillaje y no llevaba puesta mi mejor pinta.
Terminé en el baño fornicando con uno de ellos,por puro vicio, asida a las paredes mientras me penetraba y me decía lo que todos dicen, cuando obtuve lo mío salí de allí como si nada hubiera pasado y él me perseguía por toda la fiesta, queriendo tener mi número de teléfono, quien entiende a los hombres, si uno quiere privacidad se obsesionan y si uno quiere volverlos a ver entonces dicen que la obsesiva es una.
Pero me quedé pensando en esas chicas y en que a la hora de ligar tiene que existir algo más que la apariencia física, que hace que un hombre pierda la cordura por uno, me pregunto si las chicas con siliconas lo averiguarán cuando ya es demasiado tarde, cuando han usado el dinero con el que habrían podido ir de viaje y ligar con muchos tíos en vez de estar metidas en una fría sala de cirugía rogando a la madrastra silicona que les ayude a ligar un hombre que las lleve al paraíso.

Sunday, January 3, 2010

NÁUFRAGOS


Parecía un niño con juguete nuevo, saboreando mis labios, recorriendo un cuerpo de mujer por primera vez con sus manos, Lorenna Mckeenitt hacía gemir sus melodías y parecía que esparcia sensualidad por todo el ambiente, nunca había desnudado una mujer y esta noche quería hacerlo, yo que me había ataviado de tanta ropa, me sentía como una fruta a quien le retiraban la corteza para consumirla lentamente mientras me desvanecía de placer, no me importaba su inexperiencia, ni su ignorancia en cuerpos femeninos, yo conocía el mío, y estaba vibrando, era todo lo que importaba. El lucía hermoso entre la penumbra de las velas, su cuerpo emanaba un exquisito perfume que nunca supe si le era propio o era el de tanto incienso que se había pegado a su cuerpo, sus labios pasearon lentamente por todo mi cuerpo, como si con ellos lo explorara y encontrara finalmente el tesoro del que todos hablan que tenemos las mujeres entre las piernas, allí en ese tesoro se quedó a vivir por mucho tiempo, lamiendo centimetro a centímetro cada uno de los pliegues de mi cueva, de una cueva de océano donde el se perdía, mi náufrago de la noche, nunca se imaginó que entre esas aguas perecería para siempre, que perdería su identidad, que entre esas aguas se quedaría el yo que el creía que era, y que nunca encontraría el yo que iba a buscar.
Así son las grutas de las mujeres, un misterio indescifrable que unos rechazan y en el que otros se pierden para siempre, nunca sabemos porque ellos se pierden en nuestras grutas, porque aunque salen físicamente a salvo de ellas, emocionalmente se quedan allí, después nos castigan por ello, no nos perdonan que los mantengamos atrapados como náufragos sin promesa de salvación perdidos entre nuestros líquidos, entre las marañas de nuestros orgasmos, navegando entre nuestras mareas emocionales y sexuales que siempre son más altas y que siempre piden más.
Yo que tengo tantos náufragos en mi cueva, a todos los quiero rescatar, a veces pienso que ellos no se quieren dejar rescatar, a veces los veo aferrados al pelaje de una cueva desierta para ellos, observando como nuevos marineros se aventuran en mi océano, con la ilusión de solo bucear…